Como dice en el artículo, que os pongo en el enlace, “la música es capaz de llevarte por
una montaña rusa de emociones. Una canción puede fácil hacerte sentir como un
ser invencible o llevarte hasta las profundidades de la depresión, todo en
cuestión de minutos. Por lo tanto, no se puede negar la capacidad de la música
para jugar con las emociones…”.
Todos sabemos el poder evocador que tienen las canciones.
Esta semana vamos a jugar con ello.
La primera actividad, que se propone para los mayores, puede
tener un grado de complejidad elevado, según la profundidad de la letra de la
canción elegida, o el grado de análisis que hagamos de la misma. Los
participantes pueden llegar al nivel que quieran dependerá de su motivación y
su madurez para analizar las emociones
tratadas. Podéis ayudarles en todo ello.
Para los alumnos más pequeños no podíamos plantear un
ejercicio tan complejo, así que sugerimos que expresen de manera libre las
emociones que les suscite una canción. Aquí tenéis que ser vosotros los que seáis
diestros al elegir la canción que van a trabajar. En estos niveles es más
recomendable que os fijéis más en los ritmos y en la música, porque es difícil
que ellos puedan analizar el contenido de las letras como hemos sugerido a los
mayores.
La tarea añadida de hacer una mascota emocional nos viene de
la idea de los “feelings de Viloleta
Monreal”, para complementar de una manera creativa el trabajo de esta cuarta
actividad.
Para finalizar os dejo dos pequeños “regalos” para que
sigáis amando la música, comprendiendo las emociones y emocionándoos vosotros
mismos.
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