Con esta actividad comenzamos a trabajar el tema de las
habilidades sociales. ¿Por qué son importantes las habilidades sociales para
nuestros hijos?
Normalmente no enseñamos a nuestros hijos de manera
intencionada habilidades como el saludo, la mirada, los gestos y otras
conductas de relación social. Damos por sentado que ellos van a aprenderlas de
manera inconsciente por imitación. Pero, muchos de nuestros
hijos no las emplean.
Suponemos que es porque no les da la gana, pero no es una explicación tan sencilla. Son variadas las causas: no les dan importancia, vivimos en un mundo en que todo va
muy deprisa, se busca lo sintético, lo cómodo…, pero hay un hecho muy
importante: muchos niños poseen un nivel de muy bajo de determinadas
capacidades personales que están en la base de dichas habilidades: empatía,
analizar estímulos sociales…
Por ello no es una tontería trabajar las habilidades
sociales porque, si lo hacemos bien, estaremos fomentando capacidades de base
tan importantes como las mencionadas, además de implementar factores de
protección como el establecimiento de redes de apoyo social para nuestros
hijos, más competencia en la toma de decisiones,… entre otras cosas.
Las conductas socialmente habilidosas producen importantes beneficios
personales: contribuyen a prever conflictos, a evitarlos y a solucionarlos cuando se presentan. Con ellas consigues
aumentar tu competencia en la manera de
desenvolverte en las situaciones interpersonales. Esa competencia social se concreta en saber iniciar y mantener
eficazmente conversaciones y expresar
todos tus sentimientos, opiniones o derechos de una manera asertiva, directa, afrontar los conflictos con la
seguridad de que puedes resolverlos sin ansiedad, sin temor a ninguna situación
y sin coste emocional para ti. Siendo competente socialmente se puede conseguir
éxitos personales en las relaciones con los demás, se puede aprender a
evitar aquellas consecuencias indeseables sin lesionar los derechos de los
demás.
¿Cómo?
Aprender a relacionarse se aprende con el contacto con otros
niños, en la relación del día a día con los otros. Esto parece una perogrullada
pero es así; no podemos ni pueden
aprenderlo sólo con nuestros consejos. Hemos de animar a nuestros hijos
a tener amigos, a integrarse, dándoles
oportunidades y favoreciendo el contacto con los demás desde los primeros años.
Este tiene que convertirse en objetivo fundamental, sobre todo, si vemos
que nuestro hijo tiene esas capacidades
de base muy limitadas. En este caso, no sólo debemos facilitar, sino a veces forzar
de manera controlada, esos contactos.
Os pongo unos enlaces en los que se os muestran
una serie de pautas respecto al tema. En cualquier caso podemos encontrar en
nuestra comunidad escuelas de padres en las que poder abordar nuestras
inquietudes, y aprender a cómo orientarles a la hora de que éstos soluciones
los conflictos que les puedan surgir al establecer relaciones con otros niños.
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