jueves, 11 de mayo de 2023

ACTIVIDAD 22: CICATRICES

        Las cicatrices  

No hay cicatriz, por brutal que parezca,
que no encierre belleza.
Una historia puntual se cuenta en ella,
algún dolor. Pero también su fin.
Las cicatrices, pues, son las costuras
de la memoria,
un remate imperfecto que nos sana
dañándonos. La forma
que el tiempo encuentra
de que nunca olvidemos las heridas.

                                                                  Piedad Bonnett

       

Todos hemos sufrido la traición de alguien de confianza, las burlas de los compañeros, el rechazo, u otras cosas que nos dejan heridas emocionales.

Para Anabel Gonzalez, psiquiatra y psicoterapeuta, no importa lo mucho que sigan doliendo las heridas: “Si las destapamos, quitamos lo que las contamina y dejamos que el organismo vuelva a poner en marcha su capacidad para curarse, se convertirán en cicatrices. Y las cicatrices no duelen”.

Kintsugi es un término japonés que es traducido cómo “carpintería de oro” o “reparación con oro”. Hace referencia a una técnica artística de origen japonés que se remonta al siglo XV y que consiste en arreglar fracturas en piezas de cerámica que por el paso del tiempo o por un accidente se agrietaron o sufrieron algún desperfecto.




Las fracturas en los objetos se reparan de una manera peculiar. En lugar de unirse con un pegamento discreto se hace con la ayuda de un barniz de resina que proviene del árbol urushi y que es mezclado con polvo de un material precioso (oro, plata o platino). Una vez rematado este proceso, que consta de varias fases y en el que la paciencia y el paso del tiempo son fundamentales (el secado es un factor determinante y la resina tarda semanas, en algunos casos meses, en secarse), la pieza luce llena de cicatrices brillantes que tienen un aspecto único.


ACTIVIDAD

(Los alumnos de 1º a 3 es conveniente que hagáis la actividad con ayuda de vuestros papás)

Elige y responde dos de las preguntas que te planteamos a continuación:
                    ¿Qué heridas tengo que reconstruir?
                    ¿En qué “objeto” hermoso quiero convertirme? ¿Para qué?
                    ¿Con que emociones me voy a encontrar?
                    ¿Qué preciso para conseguirlo?
                    ¿A qué voy a tener que renunciar?
                    ¿Qué permisos me voy a conceder?
                    ¿Qué me va a hacer más fuerte?




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