Vivimos en el número 19 de la calle exploradores. Nuestra casa es original, como nosotros. Un día abrí la puerta de la habitación del fondo y se me cayeron todos los números encima. “Deja, deja”, me dijo el profesor PI, al intentar ordenarlos. “Zas, zas” oímos mientras intentábamos hacer del desastre numérico algo con sentido. Vimos a Chispa correr a toda velocidad escapando de una marea de blandiblú que salía del salón.

Casi nos morimos de la risa al ver al Profesor Jake cubierto de pies a cabeza por una masa viscosa de color rosa. Lo peor de todo es que estaba a punto de encontrar la jugada que llevaba meses y meses persiguiendo. Eso sí, hablaba muy raro. Por fin vino Tecla, hacía mucho tiempo que no la veíamos. Hace cosas increíbles al ordenador, pero no se olvida de jugar con nosotros y pasar el rato con Leo inventando historias e imaginando la vida de los personajes favoritos de sus libros.

(Nuestros personajes Pi, Leo, Feli, Chispa, Jake, Tecla y Lug inician el curso. Cada uno tiene sus preocupaciones y proyectos.)

JAKE.- Esta mañana he visto a Feli que iba a su clase hablando sola. Decía todo el rato: “conócete a ti mismo”, “conócete a ti mismo”… ¡Me ha asustado¡

PI.- Es una famosa frase o aforismo que estaba escrita en el Templo de Apolo, de la antigua Grecia. Se atribuye también a distintos filósofos de la antigüedad. Para ellos conocerse a sí mismo era la puerta para acceder a la sabiduría.

CHISPA.- ¡Feli tiene unas cosas…!

LEO.- Pues a mí se me ocurre otro aforismo:

“Asomarse a sí mismo es como mirar a un abismo”