Conozco a muchos niños, y también adultos, que tienen
un enorme y desmedido afán de protagonismo.
Te lo voy a explicar con un ejemplo:
Si un niño tiene una herida, él se apresura a mostrar
la suya, que es más grande. Si otro niño cuenta una historia, él interrumpe
porque tiene otra cosa más interesante que decir.
Quieren ser el centro de atención en todo momento,
necesitan halagos, alabanzas, y las miradas y la admiración de todos. Al final
resultan unos compañeros muy cansinos, ¿verdad? Seguro que en tu clase o entre
la gente que conoces hay alguno de esos.
Es positivo convertirnos en los protagonistas de
nuestra propia historia y tomar las riendas de ella, pero también puede
convertirse en un rasgo negativo si buscamos este protagonismo imponiéndonos
sobre los demás, pasando por encima de la voluntad de otros y minimizando sus
deseos, necesidades y emociones.
ACTIVIDAD para 1º a 3º:
Habla con tus papás del tema de esta semana. ¿Conoces a alguien así?
Pon un ejemplo de alguien con excesivo afán de protagonismo. ¿Qué le dirías a ese niño/a?
ACTIVIDAD para 4º a 6º:
¿Es positivo? ¿Cómo podríamos responder a estos
comportamientos?
¿Cómo crees que se puede tener un protagonismo
positivo?
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