Opción cursos 4º, 5º y 6º de
primaria:
En el capítulo II de su novela, Michael Ende nos presenta a
su protagonista, MOMO, como dice la fotografía, como una maestra de la escucha y el
silencio interior.
Lee el siguiente fragmento de la
novela y después te plantearemos la actividad de esta semana.
«[Las
personas del pueblo] Necesitaban a Momo, y se preguntaban cómo habían podido
pasar sin ella antes. […] Pero, ¿por qué? ¿Es que Momo era tan increíblemente
lista que tenía un buen consejo para cualquiera? ¿Encontraba siempre las
palabras adecuadas cuando alguien necesitaba consuelo? ¿Sabía hacer juicios
sabios y justos?
No, Momo, como cualquier otro niño, no sabía hacer nada de eso.
No, Momo, como cualquier otro niño, no sabía hacer nada de eso.
Entonces,
¿es que Momo sabía algo que ponía a la gente de buen humor? ¿Sabía cantar muy
bien? ¿O sabía tocar un instrumento? ¿O es que -ya que vivía en una especie de
circo- sabía bailar o hacer acrobacias?
No, tampoco era eso.
¿Acaso sabía magia? ¿Conocía algún encantamiento con el que pudiera ahuyentar todas las miserias y preocupaciones? ¿Sabía leer en las líneas de la mano o predecir el futuro de cualquier otro modo?
Nada de eso.
Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizás, algún lector; […] Pues eso es un error. […]
Momo sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes […]
Sabía escuchar de tal manera que la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, qué era lo que quería. O los tímidos se sentían de repente muy libres y valerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba perdida y que era insignificante […] y le contaba todo eso a la pequeña Momo, y le resultaba claro, de modo misterioso mientras hablaba, que tal como era sólo había uno entre todos los hombres y que, por eso, era importante, a su manera, para el mundo.
¡Así sabía escuchar Momo! […]
Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, [Momo] se quedaba sola en el gran círculo de piedra del viejo teatro sobre el que se alzaba la gran cúpula estrellada del cielo y escuchaba el enorme silencio. Entonces le parecía que estaba en el centro de una gran oreja, que escuchaba el universo de estrellas. Y también que oía una música callada, pero aun así muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma.
En esas noches solía soñar cosas especialmente hermosas.
Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien».
(ENDE, Michael, Momo, Alfaguara, Madrid, 1985, pp. 25-26).
No, tampoco era eso.
¿Acaso sabía magia? ¿Conocía algún encantamiento con el que pudiera ahuyentar todas las miserias y preocupaciones? ¿Sabía leer en las líneas de la mano o predecir el futuro de cualquier otro modo?
Nada de eso.
Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizás, algún lector; […] Pues eso es un error. […]
Momo sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le ocurrían, de repente, ideas muy inteligentes […]
Sabía escuchar de tal manera que la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, qué era lo que quería. O los tímidos se sentían de repente muy libres y valerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba perdida y que era insignificante […] y le contaba todo eso a la pequeña Momo, y le resultaba claro, de modo misterioso mientras hablaba, que tal como era sólo había uno entre todos los hombres y que, por eso, era importante, a su manera, para el mundo.
¡Así sabía escuchar Momo! […]
Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, [Momo] se quedaba sola en el gran círculo de piedra del viejo teatro sobre el que se alzaba la gran cúpula estrellada del cielo y escuchaba el enorme silencio. Entonces le parecía que estaba en el centro de una gran oreja, que escuchaba el universo de estrellas. Y también que oía una música callada, pero aun así muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma.
En esas noches solía soñar cosas especialmente hermosas.
Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien».
(ENDE, Michael, Momo, Alfaguara, Madrid, 1985, pp. 25-26).
Efectivamente, escuchar bien tiene algo muy especial, no es simplemente oír lo que dicen los demás. Generalmente no nos damos cuenta de la importancia que tiene.
¿Y tú?. ¿Sabes escuchar?.
Piensa en ello porque queremos
recopilar todas vuestras ideas en un poster sobre la manera de escuchar bien.
Apunta en tu hoja de Feli cinco
cosas que haces, o debieras hacer, para ESCUCHAR BIEN.
A modo de ejemplo, aquí tienes la
primera:
Mirar a la
persona que está hablando a los ojos.
OS ANIMAMOS a intentar escuchar como
Momo. No os podréis imaginar cómo os sentiréis y los buenos resultados que
tendrá para vosotros y vuestros compañeros.
Opción cursos 1º, 2º y 3º de primaria:
A veces, tanto vosotros como los mayores, no prestamos
atención, no escuchamos a los demás. Al final no nos enteramos de la
información que nos trasmiten, de lo que hay que hacer, nos sentimos mal y sólo
nos trae enfados y problemas.
Piensa en situaciones en las que no has escuchado con
atención a tu madre, profesora u otros compañeros. ¿Verdad que son muchas?. A
menudo vamos a lo nuestro, a jugar, y no prestamos atención a lo que no nos
interesa.
¿ Qué podrías hacer para escuchar bien a los demás?.
Apuntalo en tu hoja de respuestas y haz un dibujo
sobre ello.
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