La semana pasada vimos que si
nuestra respuesta no tiene en cuenta las emociones de la otra persona nos vamos
alejando y dejando atrás el propósito principal de toda comunicación: ir más
allá de nosotros mismos y conectarnos con los demás.
Esto pasa sobre todo en determinadas conversaciones en las que alguien tiene un problema, está intranquilo y sufre. En estas situaciones es cuando de verdad se ponen de manifiesto la sensibilidad y habilidades de cada uno, sobre todo de la persona que responde a esa situación.
No nos damos cuenta, pero lo hacemos muy mal, los ejemplos de la semana pasada son muy habituales.
¿Por qué lo hacemos tan mal?, ¿por qué no nos esforzamos en ello?
¿No es nuestra misión arropar a los demás, consolarles?,
¿no es lo que nos hace ser más humanos, más sensibles?
Me gustaría encontrar siempre una respuesta cálida, reconfortante, pero soy consciente de que es rozar la utopía.
Esta semana vamos a ver otro de los errores que solemos cometer cuando nos enfrentamos sin sensibilidad y sin empatía ante otra persona que sufre, lo que algunos denominan: “respuesta filosófica”.
Un ejemplo de diálogo sería:
Niño: “Mami, estoy cansado”
Madre: “Pero cómo vas a estar cansado si acabas de levantarte”
Niño (sollozando). “Pero es que estoy muy cansado”
Madre: “Escucha así es la vida a veces estamos bien y a veces no tanto. Pero tenemos que seguir”
Aquí tienes otros ejemplos:
“La vida es así….,”
“Si estás atravesando un mal momento, sigue caminando”
Son frases que parece que consuelan, pero si estuvieras en una situación muy, muy mala, ¿te gustaría oírlas, o te gustaría oír otra cosa?...
OPCIÓN 1
Escribe un ejemplo de dialogo o respuesta filosófica que dificulte nuestro proceso de empatizar con alguien que tiene un problema.
OPCIÓN 2
Si te resulta muy complicada la opción 1 escríbenos alguna idea que divierta, anime o consuele.
FORMULARIO DE RESPUESTA ACTIVIDAD 14
https://forms.gle/aT9QJjoMMBRCDoVB9
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